Después de varios artículos centrados en la rehabilitación del Ñublu, quizás sea buen momento para regresar al «laboratorio» y tratar algunas cuestiones físicas relacionadas con la bioconstrucción que son claves en el diseño y la ejecución de espacios sanos y habitables.
Cuando las personas de mi entorno se enteran de que participo en la construcción de casas de paja, uno de los cuatro imponderables que suelen preguntar es si este sistema funciona «aquí en Asturias, donde hay tanta humedad». La misma pregunta puede formularse en Galicia, Cantabria o País Vasco; territorios donde sus habitantes tienen la absoluta convicción de que son los más húmedos no sólo de la península, sino, por lo visto, incluso del planeta. Aunque la construcción con fardos de paja esté normalizada en Francia, Alemania, Inglaterra o Canada (por citar algunos países), esto no parece ser argumento suficiente para combatir prejuicios saturados de orbayu y chirimiri.
Entiendo que esta preocupación…
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